El Lenguaje Funerario: Explorando las palabras de la muerte

El Lenguaje Funerario: Explorando las palabras de la muerte

El proceso que engloba la muerte ha dado origen a un rico vocabulario que abarca diversos aspectos del ámbito funerario. 

Más que meras palabras, cada término guarda consigo una historia fascinante y un significado único. En este artículo, nos sumergiremos en el trasfondo etimológico y los contextos de algunas palabras relacionadas con el ámbito funerario.

1. Cementerio: Proveniente del latín «coemeterium», que significa «dormitorio» o «lugar de descanso», un cementerio es el lugar donde se entierra a los difuntos y se les rinde tributo.

2. Funerario: Derivado del latín «funerarius», este término se relaciona con los ritos y ceremonias fúnebres que acompañan el proceso de despedida de los fallecidos.

3. Tanatorio: Procede del latín «thanatus», que significa «muerte». Un tanatorio es un lugar donde se realizan los velatorios y se llevan a cabo los preparativos para el funeral.

4. Entierro: Esta palabra proviene del latín «in-terrare», que significa «poner en la tierra». El entierro es el acto de sepultar a una persona fallecida.

5. Urna: Proveniente del latín «urna», este término se utilizaba para referirse a un recipiente o vasija donde se guardaban las cenizas de los muertos después de la cremación.

6. Fallecer: Derivado del latín «fallere», que significa «dejar de existir» o «engañar», este verbo se utiliza para describir el acto de morir o perder la vida.

7. Velatorio: Proveniente del latín «velare», que significa «velar» o «cuidar durante la noche», el velatorio es el lugar donde se lleva a cabo la velación del cuerpo del difunto antes del entierro.

8. Embalsamar: Este término viene del francés antiguo «embaumer» y tiene su origen en el árabe «balsam», que significa «perfumar». Embalsamar implica preservar el cuerpo de un difunto mediante la aplicación de sustancias químicas.

9. Velar: Derivado del latín «vigilare», que significa «vigilar» o «estar en vela», velar se refiere a la práctica de estar presente y cuidar del cuerpo del difunto durante el velatorio.

10. Tumba: Proveniente del latín «tumba» y este del griego týmbos ‘túmulo, montón de tierra’. Esta palabra hace referencia al lugar donde se deposita el cuerpo de una persona fallecida.

11. Lápida: Viene del latín «lapidem», que significa «piedra». Una lápida es una placa o losa de piedra que se coloca sobre una tumba para indicar el nombre y los datos del difunto.

12. Ataúd: Derivado del francés antiguo «atour», que significa «adorno» o «ornamento», un ataúd es el recipiente o caja en la que se coloca el cuerpo del fallecido para su entierro.

13. Féretro: Proveniente del latín «feretrum», que se refería a un carro o plataforma utilizada para transportar a los muertos, se utiliza como sinónimo de ataúd.

14. Mausoleo: Viene del latín «mausoleum» y se originó en el nombre del rey Mausolo de Caria, cuyo monumento funerario fue considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo. Un mausoleo es un monumento funerario grande y elaborado.

15. Columbario: Procede del latín «columbarium», que significa «palomar». Originalmente se utilizaba para referirse a una estructura donde se criaban palomas, pero posteriormente se utilizó para describir un lugar donde se guardaban las urnas con las cenizas de los difuntos.

16. Esquela: Derivada del latín «schedula», que significa «pequeño papel» o «documento», una esquela es un anuncio impreso o escrito que se utiliza para comunicar el fallecimiento de una persona.

17. Epitafio: Proveniente del griego «epitaphion», que significa «sobre la tumba», un epitafio es una inscripción conmemorativa o poética que se coloca en una lápida o tumba para recordar al difunto.

Estas palabras nos permiten adentrarnos en el lenguaje funerario, lleno de ricas tradiciones y significados. Cada término nos invita a reflexionar sobre la vida, la muerte y la importancia de honrar a aquellos que han partido. A través de estos vocablos, podemos explorar la diversidad cultural y las prácticas funerarias que han sido transmitidas a lo largo de los siglos, recordándonos la inevitable conexión que tenemos con el ciclo de la vida y la muerte.