“Salvado por la campana” y la tapefobia

“Salvado por la campana” y la tapefobia

La expresión «salvado por la campana» ha trascendido épocas y contextos, convirtiéndose en un dicho popular que evoca imágenes de escape justo en el último segundo. Pero, ¿de dónde proviene realmente esta frase y cómo ha evolucionado a lo largo del tiempo hasta llegar a su uso contemporáneo?

 

Orígenes poco fundados

Una de las historias citada sobre el origen de «salvado por la campana» nos transporta a la era victoriana en Inglaterra. Se cuenta que, por el temor generalizado a ser enterrado vivo debido a enfermedades que podían inducir estados de catalepsia o trances similares a la muerte, se idearon sistemas de seguridad para las tumbas. Uno de estos métodos, atribuido a Gottfried Taberger, incluía atar una cuerda a algunas de las extremidades del supuesto difunto, que estaba conectada a una campana en la superficie. Si la persona en el ataúd despertaba, podría tirar de la cuerda, haciendo sonar la campana y alertando a los guardianes del cementerio para que vinieran en su rescate.

Sin embargo, la evidencia histórica que respalda la práctica generalizada de estos sistemas es escasa o anecdótica. Aunque la idea captura la imaginación y refleja las preocupaciones de la época sobre la muerte y el entierro, es posible que las historias sobre campanas de tumbas sean más leyendas urbanas o exageraciones literarias que prácticas comunes.

 

La tapefobia o el miedo a ser enterrado vivo

La tapefobia (a veces escrita tafiofobia o con variantes similares) es el miedo irracional y extremo a ser enterrado vivo. Este temor se considera una fobia específica centrada en la ansiedad que surge al imaginar la posibilidad de despertar después de haber sido declarado muerto y luego ser sepultado, encerrado en un ataúd y una tumba sin escapatoria. La tapofobia refleja no solo el miedo a la muerte, sino también el terror a la inmovilización completa, la oscuridad, la soledad y la claustrofobia que podrían experimentarse en tal situación. El origen de la palabra viene del griego «taphos» que significa tumba, y «phobia» que significa miedo, conformando así el término «miedo a las tumbas».

El miedo al entierro prematuro ha sido un tema recurrente en la literatura, y uno de los ejemplos más emblemáticos es «El entierro prematuro» de Edgar Allan Poe, publicado por primera vez en 1844. En el siglo XVIII y XIX, el temor a ser enterrado vivo se intensificó debido a epidemias y enfermedades que a veces hacían difícil determinar con certeza si una persona había fallecido. Esto llevó a la creación de dispositivos de seguridad en ataúdes y métodos de vigilancia en tumbas, como los mencionados sistemas de campanas que permitían a una persona supuestamente muerta alertar a los vivos en caso de haber sido enterrada prematuramente.

 

El boxeo y la expresión

Un ámbito donde la expresión «salvado por la campana» tiene un significado muy literal y específico es en el boxeo. En este deporte, un boxeador que está a punto de ser noqueado o contado fuera puede ser literalmente salvado por la campana que indica el final del asalto, lo que le permite continuar en la siguiente ronda. Este uso deportivo es con probabilidad el origen certero de la expresión, dándole un contexto concreto que es fácilmente reconocible.

Aunque, en la cultura popular y el habla cotidiana, «salvado por la campana» sigue siendo un recordatorio de que, a veces, el rescate puede llegar justo a tiempo como ocurre en ambos orígenes descritos de la expresión.